Sobre Emma Zunz, un cuento de Jorge Luis Borges




Por Jorge S. Massey


Hace bastante tiempo que leí el Aleph de Borges. El título por sí mismo me llamaba la atención por tener el nombre de la primer letra del alfabeto hebreo. Posteriormente descubrí la relación que tenía Borges con el mundo judío y de su admiración, tanto así, que llamaba a Gershon Scholem maestro. 
El tema que me ocupa es sobre un cuento de ese libro que se titula Emma Zunz. Sin que aparezca en él nada relacionado a las investigaciones y pesquisas habituales en un cuento o novela policial, se ha dicho que es un cuento policial atípico, o cuento policial negro, con lo cual no estoy de acuerdo en parte. Quizás se deba al racionalismo utilizado por Borges propio de la novela o cuentos policiales. Yo sin embargo considero que es el negativo de un cuento policial, es la presentación de las escenas previas antes de un crimen y el empleo del racionalismo para llevarlo acabo y no como método para resolverlo, que sería lo habitual en un texto policial al mejor estilo del personaje Dupin de E.A Poe. El reverso de los asesinatos están de alguna manera velados en los relatos policiales, incluso en las series de televisión actuales. Es poco lo que podemos saber o intuir de los móviles de los asesinos, importa más la resolución del misterio, de un hecho y buscar al perpetrador de ese acto.

Raskolnikof en la novela Crimen y Castigo de Dostoevsky, es un personaje central cuando se habla de la psicología del asesino. Pero este personaje es ajeno al racionalismo y más bien está lleno de impulsos, de asco, frustraciones y odios que ciegan su capacidad cognoscitiva. A mi memoria -un tanto precaria en este momento- retornan las imágenes de un relato leído hace ya bastante tiempo de los hijos de Israel a la hora de vengar la violación de su hermana. En concordancia con la estructura social de ese momento, después de la violación, los hombres si querían podían desposar a las mujeres violadas. Los hijos de Israel vieron una oportunidad para vengar la violación de su hermana. Aceptaron la propuesta de matrimonio pero dijeron que era necesario de que se circuncidaran para poder cumplir con el rito de su Dios y costumbres. Era importante recalcar que todos debían de hacerlo: sus esclavos, familiares y sirvientes todos al mismo tiempo. En ese día en la noche cuando no se podían mover por el dolor que puede sentir un hombre adulto a pocas horas después de perder su prepucio, los hijos de Israel aparecieron entre la noche, bajo las sombras y a filo de espada mataron al violador de su hermana y a toda su familia. Sus esclavos y sirvientes corrieron con la misma suerte. No dejaron a ninguno con vida.  Así como los hijos de Yakob  Emma Zunz pudo ver la oportunidad de la venganza y ejecutarla, planearla como se planea un discurso, una idea, basada en un orden racional y frío.

La venganza siempre busca sobrepasar en inteligencia y en crudeza la ofensa que motiva la venganza. Lo que es cierto es que después de haber cometido una falta el primer victimario sabe que puede existir la posibilidad de una venganza. Por eso en la novela de Mario Puzo, Vito Andolini era perseguido por el asesino de su padre, lo querían matar y solo contaba con siete años de edad. No quería que este vengara a su padre cuando creciera. Es la misma escena con la que inicia el Padrino II, la película que hizo célebre a F.F Coppola. En este caso como en la mayoría el infractor busca eliminar no solo a los testigos, si no, además toda posibilidad de venganza. De la misma manera lo hace Emma Zunz, elimina la posibilidad de un castigo después de cometer el asesinato de Lowenthal, a lo que Borges iba a escribir "ella sirvió para el goce y él para la justicia."

El caso de Emma Zunz es peculiar por la inteligencia con la que prepara la escena del crimen, la nostalgia y el dolor que ella experimenta y la lleva a tener no el valor si no aprovechar una oportunidad única. Una huelga, Lowenthal que siempre de alguna manera se pasaba de listo con las mujeres, además aprovecha que él le gustaba estar aislado. La venganza tiene un procedimiento, un orden y Emma Zunz pudo hacer a un lado el dolor y racionalizar la derrota de su enemigo y su propia salvación a la vez.

Si bien es cierto la novela policial devela como hizo el homicida para cometer un crimen y como el hábil detective como en "Una receta para un crimen" de Alfonso Paso resuelve y une todos esos pequeños cavos sueltos como en "La letra robada" de E.A Poe. Pero Borges se concentra en la historia previa, en el origen, en esa escena cargada de revelaciones donde surge la idea y la posibilidad del crimen y en su ejecución magistral; el se establece en el momento en que los astros brindan esa posibilidad, como si de manera divida Dios permitiese aquella venganza. De ahí que Dupin debe pensar como el astuto homicida, como el asesino, tiene que hacerlo para resolver algo que al parecer no tiene un orden.

En algún momento se dijo que el teatro -antes de que existiera el mundo del celuloide y las cámaras- derribaba tres paredes. El cine vino a derribar cuatro paredes y destruir todos los secretos detrás de los hechos. Sin embargo, la literatura y en específico el cuento de Borges va más allá de las cuatro paredes, apunta a la dimensión psíquica y retrata el origen de un acto. Tarea verdaderamente difícil. Es común comentar en psicoanálisis que todo origen es miserable. Pero Borges logra retratar en este cuento lo invisible de la vida subjetiva de la asesina, el desarrollo de una fantasía que logra su propósito Real.

Emma Zunz cumple su propósito al igual que  Borges al escribir el cuento. Pero hay otro detalle en  el relato y es necesario mencionarlo. La culpabilidad y el castigo toman un lugar distinto en Emma Zunz que en Dostewesky y el mito bíblico. Borges deja ver que Emma ya pagó su crimen anticipadamente, que es algo verdaderamente notable y digno de mención. Una joven hermosa fue violada por un marinero, rompió el dinero y luego se arrepiente, era como romper pan relata Borges. Previo a esto su padre fue engañado, puesto en una cárcel y debido a eso se suicida, su familia queda destruida por esa serie de acontecimientos fatales. Ella pago por el asesinato de Lowenthal con la vida de su padre, con la felicidad de la familia y con su cuerpo, que quizás es la parte en que Borges deja ver la intensidad de su castigo. Borges de alguna manera justifica con el castigo apriori el crimen de Lowenthal. De esta forma Emma se transforma en una heroína trágica que siempre recibe un castigo aunque aparezca absuelta, libre de predicamentos judiciales, asesinando en nombre de una justicia silenciosa y por sobre todo oscura, terriblemente oscura que solo ella puede reconocer, que solo ella y Borges pudieron ver.




Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares